viernes, 28 de septiembre de 2007

Cómo convertirse en un cretino en apenas 5 pasos

Si ud. estimado amigo aún duda de si es un cretino, aquí le aconsejamos 5 breves pasos para tener la certeza de que ud. finalmente se ha recibido de uno... Y CON HONORES.

1- Jamás le diga lo que siente, y si lo siente NIÉGUELO. Es lo más fácil y lo más barato: al fin y al cabo, recuperarse de una enamoramiento es menos tremendo que recuperarse de una gripe.

2- Hágala sentir que sólo le importa cuando es ESTRICTAMENTE necesario. Ejemplos varios: accidente automovilístico en el que necesita dadores de su grupo y factor o se le cerró la puerta cuando salió a sacar la basura y ella es la única que tiene la llave. Hacerla sentirse importante es directamente proporcional con que se crea dueña de su vida.

3- Focalice su atención en breves, fugaces y etéreas relaciones sin sentido, mientras intenta negar (y negarse) lo que siente por ella. Y HÁGASELO SABER.

4-Olvídese sistemáticamente de todo lo que sucedió hasta el momento en que ella pasó de ser la ortiva secretaria del tesorero de la compañía hasta convertirse en la dulce Ana que lo despierta con las tostadas todas las mañanas. En definitiva, UNA VACA USADA ES UNA VACA VIEJA. Tal vez sea momento de ver qué otras secretarias hay en los pisos superiores.

5- Finalmente conviértase en esa roca grisácea, fría y dura que alguna vez soñó ser. Nada lo inmuta, nada lo perturba. Si llora, si pide, si confiesa, si se entrega, son todos artilugios que usará para que ud. caiga DEFINITVAMENTE en su trampa. RESISTA, UD PUEDE SER UN CRETINO Y ESTÁ MUY CERCA DE SERLO.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Alicia en el país de los papas fritas

Alicia no sabía lo que era el amor. Había tenido algunos "enamorados" en el jardín de infantes, alguna vez le habían dicho un piropo un día de primavera, pero nada más. Nunca había mirado a un hombre con ojos de amor, y ciertamente nunca había estado enamorada.

Juan quedó prendado de Alicia apenas la vió. Era tan segura de sí misma, tan autosuficiente, tan madura, que no parecía una mujer y mucho menos de su edad. Dicen que el amor cambia a las personas, más aún a las mujeres, y ciertamente ese cambio todavía no le había tocado a Alicia, por lo que aún conservaba la mirada al frente, la energía de ir siempre para adelante, sin mirar hacia atrás.

El encuentro duró un instante pero bastó para que Juan se enamore de Alicia, y que a partir de ahí buscara cualquier excusa para pasar por su casa, llamarla o escribirle. Incluso estudió Jardinería como Alicia y de tanto en tanto se aparecía con algún trabajo conjunto, o con alguna consulta "profesional". Simples ardides para tenerla cerca.

Pero Alicia ciertamente no estaba preparada para el amor. Muchos días pasaron hasta que Alicia notó su cercanía con Juan. Y un día cualquiera, sin darse cuenta, se despertó en sus brazos sintiéndose como jamás se había sentido antes: enamorada. Y claro, como dicen el amor cambia a las personas y Alicia dejó de mirar siempre al frente. Ahora su mirada se perdía en el atardecer, se apagaba con cada pétalo que se caía de una margarita y sólo pensaba en encontrar a Juan a la vuelta de la esquina.

Claro que Alicia vivía en el país de los Papas Fritas, ese donde los hombres como Juan pierden el interés cuando consiguen lo que buscan, o simplemente lo pasan a segundo plano.

El deseo por definición es "tener lo que no se tiene". Por ende, cuando aquello que tanto deseamos se realiza, automáticamente dejamos de desearlo.

Esto explica infinidad de conductas humanas desde el amor a las diferentes ambiciones materiales. Concretar se convierte en gran parte en el inicio de dejar de desear.

Entonces, si deseamos lo que no tenemos pero cuando lo tenemos ya no lo deseamos, para qué gastamos tantas energías para conseguirlo?

Es una Ley natural, como tantas otras, que se simboliza en círculos. TODO en la naturaleza es circular, y el deseo no es una excepción.

Habrá entonces que tomarse una garomba, vacunarse contra el amor y simplemente intentar no convertirse en la próxima Alicia.

domingo, 16 de septiembre de 2007

La noctámbula...

Ella no quería dormir. La angustia de volver a despertarse se lo impedía. Soñar era un dulce escape, correr libre, volver a sus brazos. Pero amanecer a sus paredes blancas, al profundo silencio, la desiolusionaban tanto que el sabor de la noche ya no justificaba la acidez de la mañana.

Entonces no dormía. Dedicaba sus noches a vagar por la casa, a encontrar sentido a las situaciones más absurdas con tal de no claudicar ante los encantos de Morfeo. Tejía, bordaba, cocinaba, planchaba, y cuando todo estaba hecho simplemente volvía a empezar.

En el barrio le decían Penélope, como aquella que tejía y destejía esperando a su amor. Sólo que ella hacía y deshacía para no encontrarse con él, para que otra vez no la ganara en sueños la irrefrenable necesidad de tenerlo cerca.

Y así vivía, tratando de no dormirse, luchando para no soñar..... Evitando tenerlo en sueños sabiendo que jamás despierta sería su dueña....